Este no es un tema relacionado con anime, manga, o videojuegos, pero dada la magnitud histórica del suceso, es fundamental darlo a conocer. La muerte del papa Francisco no solo marca el final de un papado innovador, sino también el comienzo de una nueva era para la Iglesia Católica.
En una jornada histórica para el mundo, el Vaticano anunció este lunes 21 de abril de 2025 el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano y jesuita, murió a las 7:35 a.m., según informó el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, dando inicio a un periodo de luto que conmueve no solo a los fieles católicos, sino también al escenario geopolítico y espiritual internacional.
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco”, expresó Farrell. “Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”. El comunicado fue concluyente al encomendar su alma “al infinito amor misericordioso del Dios trino”.
La noticia sorprendió a muchos, ya que tan solo un día antes el papa había realizado una aparición pública desde el balcón de la basílica de San Pedro, en la tradicional bendición de Pascua, mostrando signos de debilidad pero aún firme en su compromiso con la Iglesia.
El proceso milenario tras la muerte de un papa
Con el fallecimiento del papa Francisco se activa automáticamente el llamado Interregno Papal, un procedimiento milenario que regula el proceso de sucesión. Comienzan los Novendiales, nueve días de misas en honor al pontífice, cuya tumba será preparada entre el cuarto y sexto día. Su cuerpo será expuesto en la basílica de San Pedro, permitiendo que los fieles puedan presentar sus respetos, como ocurrió en 2005 con el papa Juan Pablo II.
Posteriormente, los cardenales menores de 80 años se reunirán en el cónclave, el secreto y solemne evento donde se elegirá al próximo papa. Este proceso suele extenderse de dos a tres semanas, aunque puede prolongarse si no se logra consenso entre los cardenales.
El papa del cambio: modernización, humildad y firmeza
Nacido en Buenos Aires en 1936, Jorge Mario Bergoglio fue un papa inédito en múltiples sentidos: el primer pontífice latinoamericano, el primero jesuita y el primero en adoptar el nombre de Francisco. Desde el inicio de su papado en 2013, se ganó tanto la admiración como la oposición dentro y fuera del Vaticano por su firme compromiso con una Iglesia más inclusiva, humilde y moderna.
Denunció las actitudes elitistas del clero, pidió compasión hacia los católicos divorciados y homosexuales, autorizó bendiciones a parejas del mismo sexo, y presionó por la transparencia financiera del Vaticano. También buscó ampliar el rol de las mujeres en la Iglesia e impulsó leyes para sancionar a los obispos que encubrieran abusos sexuales, uno de los mayores escándalos que aún ensombrece a la institución.
Asimismo, Francisco promovió un diálogo interreligioso histórico con el mundo musulmán y fue una figura clave en asuntos globales como la migración, el cambio climático y los conflictos en Ucrania y Medio Oriente. Sin embargo, su pontificado no estuvo exento de críticas: los sectores ultraconservadores lo acusaban de erosionar la tradición, mientras que los más progresistas le reprochaban no haber ido lo suficientemente lejos.
Resistencia interna y legado reformista
El legado del papa Francisco es uno de los más complejos y profundos de los últimos siglos. A pesar de la resistencia interna, logró colocar temas como la justicia social, el cuidado del medioambiente y la inclusión en el centro de la doctrina católica.
No logró erradicar del todo la crisis de abusos dentro de la Iglesia, pero asumió esa lucha como una de sus principales responsabilidades, comprometiéndose públicamente con la reparación y la justicia. Bajo su liderazgo, la Iglesia se acercó más que nunca a los marginados, ganando credibilidad entre las nuevas generaciones de fieles y en la opinión pública global.
Sus últimos días: servicio hasta el final
Incluso en sus últimos días, el papa Francisco se mantuvo activo. Participó, aunque brevemente, en las celebraciones de Semana Santa y Pascua. El Jueves Santo visitó una prisión de Roma, y el Sábado de Gloria acudió a la basílica de San Pedro. El domingo ofreció la bendición “Urbi et Orbi” —que solo el papa puede impartir— y saludó desde el papamóvil, siendo su última interacción pública con los fieles.
Recibió incluso al vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, su último encuentro diplomático, pocas horas antes de su muerte. Como afirmó el corresponsal Christopher Lamb: “No renunció, como algunos especularon. Siempre manifestó su determinación de ir hasta el final, de servir hasta el último momento”.
Este no es un tema relacionado con anime, manga, o videojuegos, pero dada la magnitud histórica del suceso, es fundamental darlo a conocer. La muerte del papa Francisco no solo marca el final de un papado innovador, sino también el comienzo de una nueva era para la Iglesia Católica.
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Fuente: CNN
