El anime, tal como lo conocemos hoy, está repleto de influencias globales, y uno de sus géneros más representativos, el de las chicas mágicas (magical girls), debe su existencia, sorprendentemente, a una comedia estadounidense de los años 60. Así lo reveló el icónico director Kunihiko Ikuhara, conocido por su trabajo en Sailor Moon, en un reciente episodio de su serie de análisis cinematográfico «Ikuni and the Cinema Snack of Fate».
Durante el programa, el director exploró el impacto duradero del sitcom estadounidense Bewitched, transmitido originalmente entre 1964 y 1972, y cómo su llegada a Japón provocó un antes y un después en la representación de las mujeres dentro de la animación japonesa. Según Ikuhara, la imagen de una bruja amable, simpática y moderna, como lo era Samantha Stephens en la serie, rompió con el arquetipo clásico de la bruja malvada y oscura en el imaginario japonés.
“Bewitched se convirtió en una serie revolucionaria,” declaró. “Samantha era una esposa común que usaba su magia para ayudar a su familia. Antes, las brujas eran figuras aterradoras, pero aquí se nos presentaba a una ama de casa con poderes mágicos. Fue un cambio de paradigma.”
Sally the Witch: La primera chica mágica del anime
El fenómeno de Bewitched fue tan fuerte en Japón que dio pie a la creación de Sally the Witch en 1966, considerada ampliamente como el primer anime del subgénero mahou shoujo. La serie seguía a una joven princesa del mundo mágico que decide vivir entre los humanos y usar su magia para hacer el bien, un claro reflejo de la premisa de Bewitched.
Este hito marcó el inicio de una ola de producciones centradas en personajes femeninos con habilidades sobrenaturales, generando un nuevo lenguaje narrativo en el anime, donde las mujeres no eran simplemente damiselas en peligro, sino protagonistas activas y poderosas.
De Sally a Usagi: La evolución de las chicas mágicas
El género magical girl no tardó en consolidarse. Títulos como Minky Momo, Creamy Mami y más tarde Cardcaptor Sakura ayudaron a expandir el espectro del género, añadiendo elementos de romance, comedia, acción y transformación mágica.
Sin embargo, sería Sailor Moon quien llevaría el concepto a otro nivel. Emitida entre 1992 y 1996, y dirigida parcialmente por Ikuhara, la serie redefinió por completo al mahou shoujo, incorporando un equipo de heroínas, una narrativa más oscura y temas que iban desde la lucha contra el mal hasta la identidad, la amistad, el amor y el sacrificio.
El personaje de Usagi Tsukino, quien pasa de ser una estudiante común a la poderosa Sailor Moon, marcó a generaciones enteras con su mensaje: cualquiera puede convertirse en heroína.
“Creo que fue la primera vez que las niñas pudieron verse a sí mismas como superhéroes. La idea de que podían usar poderes similares a los de Superman era fascinante,” comentó Ikuhara.
Magical girls como reflejo cultural y social
Más allá del entretenimiento, Ikuhara resalta el papel de las chicas mágicas como símbolo de empoderamiento femenino en Japón. En un país donde las expectativas sociales sobre las mujeres eran rígidas en las décadas de los 60 y 70, el género ofrecía un escape, una forma de reimaginar la feminidad desde la libertad y el poder.
“En los años 70 no había mucha diversidad en el comportamiento de las niñas. Sally y las brujas mágicas ofrecían una alternativa libre y divertida. Era la posibilidad de convertirse en algo extraordinario,” explicó.
Este cambio también se reflejó en la forma en que las audiencias internacionales comenzaron a relacionarse con el anime. La representación de heroínas capaces de salvar el mundo, enamorarse, llorar y pelear en igualdad de condiciones con cualquier enemigo, hizo que millones de espectadores, tanto en Japón como en el extranjero, conectaran emocionalmente con estas historias.
De Madoka a Yuri Kuma Arashi: La reconfiguración contemporánea
El género magical girl continúa evolucionando. Ikuhara señaló títulos más recientes como Madoka Magica, que deconstruyen el género con tramas psicológicas y existencialistas. Esta serie, en particular, desmantela el optimismo típico del género, mostrando los sacrificios y traumas que implica ser una chica mágica.
El propio Ikuhara siguió innovando con obras como Yuri Kuma Arashi, inspirada por películas de terror de los años 70, donde fusiona crítica social, simbolismo y estética surrealista. Esto demuestra cómo el legado iniciado con Bewitched ha trascendido décadas, formatos y generaciones.
“Creo que vivimos en una era donde las chicas pueden ser superhéroes. Y todo comenzó con las chicas mágicas,” concluyó.
Hoy más que nunca, el impacto de este género se hace visible no solo en la industria del anime, sino también en videojuegos, moda, cine y movimientos sociales. Lo que comenzó con una ama de casa estadounidense con poderes sobrenaturales se ha convertido en una tradición cultural japonesa de alcance global.
Para más noticias anime, manga, videojuegos y cultura geek & tech, recuerda visitar: MultiAnime.com.mx.

Fuente: CBR